¿Qué está pasando?
Nuestro país está completamente dividido y hay tantas facciones que desean hacerse del poder que es difícil saber lo que en realidad sucede. La guerra por la desinformación ha alcanzando niveles irracionales, por lo que es muy distinguir entre lo que es verdad y lo que es manipulación. Por ejemplo, si circula el rumor de que el presidente va a pedir la expulsión de la CICIG y al mismo tiempo circulará el rumor de que se está fraguando un golpe de estado técnico contra el presidente Morales. Salen ambos grupos a gritar golpe de estado, y al final no pasa absolutamente nada. No eran más que rumores por parte de unos y otros.
Hoy tenemos una nueva Fiscal General, la era de Thelma Aldana termina e inicia la de Consuelo Porras. La mayoría nos preguntamos, ¿qué va a suceder? Los comentarios que he escuchado sobre ella y su equipo son favorables. Todos esperamos que continúe la lucha contra la impunidad, pero más que nada, esperamos que actúe con apego a las leyes del país, al estado de derecho, a la Constitución Política de la República, y que actúe con equidad sin prestarse a juegos y presiones políticas.
Tan pronto se dio el anuncio de su nombramiento, comenzaron a circular las opiniones encontradas, unos la felicitaban mientras que otros ya la llamaban la «fiscal de la impunidad». ¿Qué les pasa? Podemos darle al menos el beneficio de la duda, esperar un poco para poder ver cómo será su mandado y que acciones tomará antes de comenzar con las opiniones. Con esto no quiero decir que no estemos facultados para opinar. Pero una cosa muy distinta es opinar y otra aseverar, y el problema es que acá se la pasan aseverando demasiadas cosas, las cuales en su mayoría han terminado siendo falsas, creando caos y confusión entre la población.
Versa el refrán «cuando el río truena, piedras lleva», por lo que no dudo que exista algo detrás de los rumores, tristemente la línea divisoria entre la verdad y la manipulación se hace cada día más delgada y cuesta mucho saber lo que está sucediendo. Lo más triste es ver como muchos individuos y analistas que tienen sobre sus hombros la responsabilidad de ser objetivos se prestan a un juego tan sucio. Justo ayer comparaba los comentarios de varios de ellos y están prácticamente calcados los unos de los otros, todos enfocados en la misma agenda y en la misma dirección. Y son estos manipuladores de la verdad los primeros que salen a hablar de libertad de expresión y no dudan en llamar «netcenter», a quien opine lo contrario o a quienes los cuestionan.
¡Basta ya! Aprendamos a opinar aclarando que es una opinión, no aseveremos nada a menos que estemos completamente seguros de que es verdad y, sobre todo, no nos prestemos a propagar rumores. Bien podríamos dejar de compartir todo lo que nos llega por WhatsApp, analizarlo y leerlo con calma antes de que lo demos por un hecho. El problema principal de los rumores es que pueden desencadenar verdaderas crisis políticas, sociales y económicas. En una sociedad como la nuestra que atraviesa una grave crisis que no hemos sido capaces de superar, somos un blanco fácil de estos rumores que son generados para sembrar caos y manipularnos, obteniendo así el resultado deseado.
La responsabilidad de preservar la verdad de la información es de cada uno de nosotros, aprendamos a discernir entre la verdad, una opinión y una manipulación, pero, sobre todo, no nos prestemos a ese juego burdo de quienes manipulan la opinión para conseguir sus propios fines porque sino nunca sabremos con certeza, qué está pasando.
Este artículo de fue publicado originalmente en el diario El Siglo, el 4 de mayo de 2018. Puede ver el original acá.