Hablar en círculos
Los guatemaltecos hablamos en círculos. Hablar en círculos es pasar horas discutiendo algo con alguien, para llegar al mismo lugar donde se comenzó. Tristemente no sólo estamos hablando en círculos, le estamos hablando al mismo círculo.
Los argumentos son tan débiles que podrían utilizarse tanto por un grupo, como por el otro. Les pondré dos ejemplos que encontré en Twitter:
«Los libertarios no quieren que EE.UU., intervenga en Guatemala a través de la CICIG, pero si quieren que intervenga militarmente en Venezuela. Imbéciles», si le damos la vuelta al argumento se lee: «Los socialistas no quieren que EE.UU., intervenga militarmente en Venezuela, pero si quieren que la CICIG intervenga en Guatemala. Imbéciles».
Segundo ejemplo: «Si confiamos en las instituciones y no en las personas, no debiese preocupar si Jimmy Morales renuncia, el organismo Ejecutivo, continuaría.», ahora invirtámoslo, «Si confiamos en las instituciones y no en las personas, no debiese preocupar si Iván Velásquez renuncia, la CICIG continuaría.»
En ambos ejemplos, vemos argumentos vacíos, no nos dicen nada y, aun así, reciben eco entre quienes piensan igual que ellos. Y como no estamos discutiendo más que en círculos (salvo algunas excepciones), no llegamos a conocer cómo piensa en realidad la contraparte.
Visité las páginas de Facebook de varios medios de comunicación, agrupaciones y figuras públicas. En las publicaciones de contenido, era evidente que la gran mayoría no había leído. Comentaban a favor o en contra, pero era extraño encontrar comentarios relacionados al tema. Las críticas se limitaban a insultos, etiquetando a la persona, sin mencionar el contenido para iniciar un debate real sobre los puntos de discrepancia. Era aplaudido y felicitado por quienes piensan de forma similar, nuevamente sin argumentos que sustenten su apoyo. Y esto nos lleva al siguiente problema. Aquí muy pocos leen y menos aún comprenden lo que leen.
Por andarle buscando tres pies al gato, no comprenden lo que el interlocutor quiere decir. Se toman muy a pecho eso de aprender a leer entre líneas, pero se saltaron la parte donde primero había que aprender a leer y comprender lo que se lee. La única forma de leer entre líneas es leyendo a todos por igual, evaluando y valorando lo que se lee por medio del uso de la razón. Si no, es un simple adoctrinamiento donde exclusivamente leo aquello que reafirma mis puntos de vista, pero me pierdo el panorama, general, global.
Y, por último, se ha puesto de moda sacar la banderita y etiquetarse, de forma que hay un linchamiento para quienes no se están manifestando. La presión podrá ser fuerte, pero recordemos que la persona al final del día es libre de pensar y opinar como se le venga en gana, y luego eso se ve reflejado en las urnas. Insultar, presionar y etiquetar, tampoco es argumentar, y la mejor forma de defender una posición cuando no se tienen argumentos, es hablando en círculos. ¿Qué tal si mejor nos informamos antes de formarnos un criterio?, y así aprenderemos a tener una discusión en vez buscar tener la razón.
Imagen cortesía de Ryan McGuire.
Este artículo de fue publicado originalmente en el diario Siglo.21, el 1 de septiembre de 2017. Puede ver el original acá.