¡Un poco de congruencia!

Los últimos días han demostrado la poca congruencia que existe en nuestro país. La congruencia crea consistencia y esta a su vez, credibilidad y confianza. ¿Qué es la congruencia? La palabra congruencia deriva del latín congruentia, y según el diccionario es la «coherencia o relación lógica que se establece entre dos o más cosas».

En el ámbito personal, una persona congruente es aquella que vive y actúa según su escala personal de valores y creencias. Hay una relación entre lo que se piensa, se dice, se hace y se siente. Lo contrario de llevar una vida congruente es lo que se conoce psicológicamente como «Disonancia Cognitiva», y «hace referencia a la tensión o desarmonía interna del sistema de ideas, creencias y emociones (cogniciones) que percibe una persona al mantener al mismo tiempo dos pensamientos que están en conflicto, o por un comportamiento que entra en conflicto con sus creencias».

Desgraciadamente vivimos en una sociedad en la que la mayoría de personas no le dan importancia a la congruencia. Es importante tener presente que la congruencia no es algo que necesariamente genera un beneficio a la sociedad, es un beneficio altamente personal y tampoco está relacionado con la moral. Un asesino puede ser congruente consigo mismo ya que vive según su escala de valores y creencias, por más distorsionadas que estas sean.

Siento un desconsuelo muy grande al ver cómo algunos individuos en nuestra sociedad han demostrado carecer por completo de congruencia. —No voy a entrar a juzgar la moralidad, la ética y los valores, intentaré mantenerme en el ámbito de la congruencia—.

No es posible que personas que hasta hace poco criticaban abiertamente a otras por su condición, privilegios y estatus, ahora los reciban con los brazos abiertos tan solo porque sus agendas e intereses coinciden en este momento. —De quienes cambian de bandera y estandarte a su conveniencia, no me voy a tomar la molestia de hablar, estos ya han quedado evidenciados y será la historia y quien los juzgue—.

Aun así, no deja de asombrarme como alguien que hasta hace poco «luchaba» o más bien criticaba todo lo que estos representan, hoy se sienta a su lado y los recibe con camaradería. ¡Es verdaderamente patético! ¿Tan grande es su necesidad de aceptación? Eso significa que la crítica nunca fue en contra de lo que estos individuos representan, por el contrario, fue una crítica motivada por la envidia. Criticaban por el hecho de no estar en su posición y no pertenecer a su cúpula. Esas alimañas, porque no tengo otra palabra para denominarlos jamás los verán a su altura y ustedes nunca serán sus pares, es bastante ingenuo pensar lo contrario.

¿Qué credibilidad pueden tener de ahora en adelante quienes estuvieron dispuestos a pactar con aquellos que representan todo lo que dicen repudiar? ¿Es eso congruente? La otra alternativa es que no hayan sido más que unos charlatanes y es ahora cuando están actuando con congruencia. Y, por lo tanto, nos toca a nosotros cuestionarnos todo lo que estos bufones han dicho y expresado hasta el momento, y darnos cuenta de que hemos vivido engañados.

Este artículo de fue publicado originalmente en el diario El Siglo, el 3 de marzo de 2018. Puede ver el original acá.

 

Escritora independiente, columnista, bibliófila y entrevistadora del programa A las 8:45 por Canal Antigua.