El alfabeta analfabeta

Durante muchos siglos la educación fue accesible sólo para unos pocos privilegiados. Dependiendo de la época y la cultura, fue además un privilegio exclusivo para los hombres. A raíz de la Revolución Industrial y el surgimiento de la igualdad de derechos para las mujeres, la educación es ahora accesible para la gran mayoría.

Según las cifras más recientes del Comité Nacional de Alfabetización, CONALFA, un 87.69 % de las personas mayores de 15 años, saben leer y escribir. Desgraciadamente, nos enfrentamos a un nuevo analfabetismo: la falta de comprensión lectora.

Los últimos datos de la UNESCO, revelan que más de la mitad de los jóvenes en América Latina no alcanzan los niveles de suficiencia requeridos de comprensión lectora. En pocas palabras, leen y escriben, pero no comprenden lo que leen. Van a la escuela, pero no aprenden. Imagínense el reto que representa para estos jóvenes el haber culminado sus estudios. Haberse graduado con toda la esperanza y el sacrificio de sus padres, y darse cuenta de que no tienen las capacidades mínimas, situándolos en una posición de desventaja.

El caso de las niñas es aún más preocupante, ya que, Guatemala es el segundo país de la región con peor educación para las niñas. Las niñas en nuestro país, estudian menos que los niños. Muchas niñas deben de trabajar desde muy temprana edad, ayudar en el hogar y cuidar de sus hermanos. Sumado a eso, está el alto índice de matrimonios infantiles y de embarazos. Es aterrador pensar que las niñas que logran superar estos obstáculos con la esperanza de salir del círculo de la pobreza, reciben una educación deficiente.

La comprensión lectora es esencial. Quien no tiene una comprensión adecuada, no podrá aprender, así de simple. Para cualquier tipo de aprendizaje se debe de comprender, si no se comprende no se aprende.

Muchos creen que la tecnología es la solución, y sí lo es, siempre y cuando se tengan las competencias mínimas de aprendizaje. La educación ha cambiado, el acceso a la información permite que seamos autodidactas, pero no podemos serlo si no tenemos comprensión lectora. ¿De qué sirve darle una tableta, o un celular con acceso a internet a un joven que no comprende lo que lee? ¡De nada! Lo más probable es que se llenará la cabeza con toda la basura que circula por las redes, ya que no tendrá la capacidad de comprender y analizar por sí mismo. Hoy por hoy, la gran mayoría de personas tiene acceso a la información y triunfa quien sabe sacar mejor provecho de ella.

¿Qué podemos hacer? Definitivamente una reforma educativa, pero más que eso, se necesitan maestros capacitados. Es triste pensar que muchos de nuestros maestros tienen tan poca compresión lectora como sus mismos alumnos. Debemos olvidar a los sindicatos y a los pactos colectivos. Hacer pruebas a los maestros y solo aquellos que las superen con excelencia, deberían tener en sus manos la responsabilidad de educar a nuestros niños y jóvenes. Obviamente eso conlleva un trabajo de selección y capacitación de maestros, que no es una tarea fácil y tomará años para su implementación. Pero entre más tiempo dejemos pasar más difícil será solucionarlo. Por lo tanto, la meta no debe ser alfabetizar, sino enseñar a comprender y, por ende, a aprender.

Este artículo de fue publicado originalmente en el diario Siglo.21, el 13 de octubre de 2017. Puede ver el original acá.

Escritora independiente, columnista, bibliófila y entrevistadora del programa A las 8:45 por Canal Antigua.