¿Educación pública o educación privada?

Después de la salud y la seguridad, me atrevería a decir, que la educación es uno de los temas que más preocupa a los guatemaltecos.

Para que la educación pública funcione, se necesita hacer una reforma educativa integral. El sistema es deficiente, corrupto y es utilizado por los políticos de turno y líderes sindicales para enriquecerse, y manipular la agenda política.

Sin embargo, hay varios países en dónde la educación pública funciona, Finlandia es para mí el mejor ejemplo.

¿Podría Guatemala aspirar a una educación pública como la de Finlandia? Difícilmente, ya que el éxito finlandés no radica exclusivamente en el modelo y en la forma que el gobierno la administra. Radica en sus habitantes, es un tema cultural más que político. Ser maestro conlleva un prestigio social. Solo los mejores alumnos del bachillerato pueden optar a la prueba nacional de selectividad, que sólo el 10% aprueba. La carrera universitaria de docencia tiene una duración de cinco años. Ahí aprenden pedagogía, psicología de la educación, didáctica, etc. Y se toman en cuenta aptitudes cómo la empatía, la comunicación y la capacidad social. En pocas palabras, sólo los mejores y los más capacitados llegan a convertirse en maestros. Sumado a esto, el método educativo finlandés es uno de los más innovadores. Son conscientes que el niño también aprende cuando juega y se divierte. Se les enseña a aprender, y sobre todo a razonar y utilizar el pensamiento crítico y analítico.

Por otro lado, tenemos la educación privada en nuestro país, que, debido a la ineficiencia estatal, hace que cada día sea mayor el número de padres que hacen el esfuerzo de inscribir a sus hijos en colegios privados. Lastimosamente, muchos de estos centros educativos piensan más en el negocio que les representa, que en la educación de sus estudiantes. Más de alguna vez hemos escuchado a alguien decir, «hay que poner un colegio porque es un buen negocio».

Los pocos colegios que buscan la excelencia y han decidido innovar, han sufrido, en algunos casos, críticas severas por parte de los mismos padres de familia. Quienes aún consideran que una buena educación consiste en dejar muchas tareas y enseñar mucha matemática e inglés. Por la importancia que le damos en este país a la matemática, cualquiera pensaría que somos la Meca de Latinoamérica en ciencia y tecnología, cuando la mayoría no sabe las tablas de multiplicar. La educación bilingüe me parece muy importante, pero muchos de estos jóvenes que hablan inglés, no pueden tan siquiera redactar una carta sin errores gramaticales y ortográficos en español, y desconocen la historia nacional. La matemática es importante, pero la investigación en nuestro país es casi inexistente. El pensamiento crítico, ni se enseña ni se estimula. La lectoescritura tiene poca o ninguna relevancia. Entonces, el problema por el momento no es quien provee la educación, sino que como sociedad no priorizamos la educación, por mucho que de ella nos quejemos.

Este artículo de opinión fue publicado originalmente en el diario Siglo.21, el 7 de abril de 2017.  Puede ver el original acá

Escritora independiente, columnista, bibliófila y entrevistadora del programa A las 8:45 por Canal Antigua.